miércoles, 20 de septiembre de 2023

Rosati: ¿Jugamos al cuarteto?


Oscar Rosati era una persona muy sociable. Tenía muchos círculos de amistades, normalmente relacionados con la guitarra, por lo que en muchas ocasiones estas personas estaban conectadas entre sí. En esta ocasión hablaremos de uno de los grandes amigos de Oscar, el guitarrista Omar De Tomás (1929-2017) y, por extensión, de toda su familia. Además, a partir de esta relación, descubriremos multitud de conexiones con otras personas de las que ya hemos hablado en anteriores artículos: Ofelia Delfino de Reyes, Andrés Gaviño, Pablo Anapios, el Dr. Aureliano Maciel Valera o Emilio Colombo.

Omar De Tomás y su familia

Omar De Tomás nació en el seno de una familia de ambiente musical. Su padre tocaba el bandoneón y la guitarra, también guitarristas eran alguno de sus tíos. En ese entorno empezó sus primeros contactos con la guitarra, posteriormente hizo los estudios formales con la guitarrista Ofelia Delfino de Reyes. Con ella y otro de los alumnos, Edgardo Cardinale, tocaron en un trío por mucho tiempo. Omar, aparte de presentarse como solista en conciertos, tuvo un dúo con el intérprete Pablo Anapios. También ejerció la docencia preparando a alumnos de todas las edades, además, compuso varias obras originales para guitarra.

Una de las facetas a destacar de Omar fue su esfuerzo en mantener la cultura de la guitarra en su ciudad. Después de participar en la antigua «Asociación Guitarrística Argentina», él, junto a un grupo de guitarristas, crearon el «Círculo Guitarrístico Argentino». En este grupo podíamos encontrar a eminencias como María Angélica Funes (presidente), Eduardo Múscari, Pablo Anapios, Emilio Colombo (discípulo de Andrés Segovia) o al mismísimo Oscar Rosati.

La familia De Omar vivía en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Villa Devoto. Estaba formada por su esposa Carmina Álvarez (de origen asturiano, España) y sus hijas Graciela y Violeta Mara. Todos eran intérpretes de guitarra.

Carmina Álvarez aprendió guitarra, ya de mayor, con el profesor peruano Andrés Gaviño (al cual Rosati le dedicó su Vals Peruano n.º 1). Graciela y Violeta se introdujeron en la técnica guitarrística gracias a su padre, después hicieron los estudios formales con los profesores Gaviño y, principalmente, con el maestro Emilio Colombo.

Violeta, Omar y Rosati
La familia De Tomás y Oscar disfrutaron durante muchos años de innumerables veladas guitarrísticas tanto en Santa Clara del Mar como en la ciudad de Buenos Aires. Las hijas, en esa época muy pequeñas, recuerdan lo bien que lo pasaban muchas tardes, tocando toda la familia junta o leyendo la vasta colección de historietas que tenía Rosati en la biblioteca de su casa «El Langostino Melancólico» (Santa Clara del Mar).

Oscar dedicó varias obras a los miembros de esta familia, por ejemplo: a Violeta Mara, la «Canción de cuna» (1977); a Carmina, «Dos estudios despulgarizados» (1971) o, a la familia entera, el cuarteto para guitarras «¿Jugamos al cuarteto?» (1972).


¿Jugamos al cuarteto? 

Compuesto para la linda familia De Tomás, con todo mi cariño

Como introducción a esta obra utilizaré algunas anécdotas que nos explica Violeta al respecto: 

—Yo tenía 11 años, hacía poco que estaba estudiando guitarra clásica, y en su casa de Santa Clara, Oscar me hizo leer la tercera guitarra sin decirme lo que era. Cuando se cercioró que yo podía tocar mi parte, me enteré de que era un cuarteto escrito para mi familia. 

Cuando lo íbamos a estrenar y ya lo sabíamos, Oscar vino a mi casa para ensayarlo con él y ver la interpretación. 

Nos sentábamos cada uno de los miembros de mi familia en un lado distinto de una mesa rectangular. Las partituras apoyadas arriba de la mesa. Oscar al lado de alguno de nosotros, no me acuerdo, pero no al lado mío. Yo ya estaba un poco cansada del ensayo, así que me puse una historieta en la falda. Como sabía de memoria mi parte, tocaba la guitarra y leía al mismo tiempo. Esto hasta que se dio cuanta mi papá y recibí el reto correspondiente. Oscar se rio y dijo que ya se había dado cuenta de lo que yo estaba haciendo y no había querido decir nada.—

Violeta nos narra más datos sobre la preparación y estreno de la obra: 

—Los encuentros para ensayar el cuarteto fueron en mi casa. Óscar se quedaba incluso muchas veces a dormir con nosotros. La obra fue tocada varías veces en las reuniones de guitarristas de las que participaban mis padres. En casa de Maciel Varela, en la reunión que se hacía los últimos sábados de cada mes, diría que se estrenó.— 


En la partitura manuscrita podemos ver una presentación muy peculiar de la familia De Tomás. Son las habituales bromas de Rosati:

Para el "De Tomás Ensamble" de Villa Devoto


Mamá Carmina......... Violintarra 2ª 
Papá Omar................ Violontarra 
Clavito 1º Graciela.... Violintarra 1ª 
Clavito 2º Violeta....... Violetarra 
Alexa Foxterrier......... Percusión 
Chiripi Flautalli.......... Trinos 


Rosati no solo enumeró a los miembros de la familia, sino que además incluyó en el ensamble a las mascotas que ellos tenían en esa época. Hay recuerdos divertidos al respecto, por ejemplo, Violeta nos comenta cómo Oscar utilizaba de metrónomo el batir de la cola de la mascota Alexa:

—Nosotros teníamos una perrita que se llamaba Alexa. Muchas veces Oscar, haciendo escalas en la guitarra, en mi casa, trataba de llevar la velocidad según el movimiento de la cola de mi perra.—

Respecto a Chiripi era un canario, que seguro que ambientaba con su trino los ensayos de la familia. Por cierto, las aves era otra de las pasiones de Rosati.

Nos comenta Carmina que esta obra también fue ejecutada por otro cuarteto, integrado por los guitarristas Liliana del Bono o el doctor Nicolás Carnuccio entre otros.

La obra 

Con lo comentado hasta ahora, este divertimento para guitarras se nos puede antojar como una amable composición de entretenimiento familiar sin más trascendencia. Todo lo contrario: es una obra muy seria, inspirada en el lenguaje romántico del siglo XIX, con una escritura que nos recuerda a los cuartetos de cuerda de esa época. Probablemente, cuando Oscar habla de «jugar al cuarteto», se está refiriendo a «disfrazar, imitar o convertir» a las guitarras en estos instrumentos de cuerda frotada. La divertida presentación del ensamble, la arquitectura de la obra o algunos reguladores que aparecen en la partitura parecen indicar ese enfoque.

Oscar y Omar tomando el mate
(entre ellos la perrita Alexa)
La obra está articulada en un solo movimiento, conteniendo varios de temas que se van desarrollando a lo largo de la composición. Estos son expuestos y re-expuestos utilizando multitud de técnicas compositivas. Para ello, Rosati recurre al contrapunto, la individualización de motivos y el diálogo entre ellos, a numerosas modulaciones y cambios de tempo, a importantes juegos con las dinámicas, etc. Una suerte haber podido conservar esta obra, excelente para ampliar el repertorio de los cuartetos de guitarra.

La presente edición está basada en los manuscritos que Rosati y la familia De Tomás utilizaron en la preparación de la obra. Por una parte, tenemos la partitura general, en la cual podemos apreciar algunos cambios o correcciones que Rosati efectuaba en el transcurso de los ensayos. Después, tenemos las particellas, en ellas encontramos todas las indicaciones de digitación. Entre la partitura general y las particellas se pueden apreciar algunas pequeñas diferencias, por ejemplo: acordes con más o menos notas; alguna indicación de tempo o dinámica diferentes entre sí, pero equivalentes; o algunas plicas y corchetes colocados de diferentes formas. Esas diferencias son casi imperceptibles y no alteran el sentido de la obra. La única aportación que he hecho ha sido incluir en las particellas toda la información sobre agógica que estaba exclusivamente en la partitura general.


Partitura:
Particellas:


Agradecimientos 

  • Violeta Mar De Tomás 
  • Graciela De Tomás 
  • Carmina Álvarez Álvarez 
  • María Concepción Patrón 
  • Gustavo Antonio Aponte

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