El siglo XIX fue una gran época para la pedagogía guitarrística, han perdurado sus frutos hasta la actualidad. La razón es que la organología de la guitarra ya era muy parecida a la actual y además se asentaron las bases de la técnica guitarrística, con el tiempo se han añadido nuevos recursos pero los de esa época se mantienen intactos, es decir, no están obsoletos.
Por otra parte los autores de esa época fueron una generación de guitarristas que a parte de ser grandes concertistas, eran compositores de primer nivel y dedicaban gran parte de su tiempo a la pedagogía. Lo habitual, entonces, es que esos intérpretes ya tuvieran una gran cultura musical gracias a que ya tocaban otros instrumentos, estaban capacitados para crear una metodología de estudio aplicada a la guitarra y además con gran gusto musical. Estamos hablando de artistas como Mauro Giuliani, Dionisio Aguado, Fernando Sor, Johann Kaspar Mertz, Napoleón Coste, François de Fossa, Matteo Carcassi y en especial Ferdinando Carulli entre muchos otros.
Con el tiempo los guitarristas se fueron especializando, en la actualidad los podemos dividir entre grandes concertistas, grandes compositores o arreglistas y un tercer grupo, que habitualmente está en el anonimato, que son los pedagogos. Es raro que en una misma persona se desarrollen con soltura dos o tres de esas facetas. A causa de esa especialización encontramos a intérpretes que nunca han escrito una obra, compositores que no se rebajan (o no les cautiva) escribir obras para “verdaderos” niveles de inicio, o buenos pedagogos que aunque saben como hacer las cosas no tienen inspiración para que esas “cosas” sean atractivas para incentivar el estudio. Llegados a este punto entra Oscar Rosati.
En mi larga trayectoria como profesor siempre he tenido que seleccionar de cada método de guitarra los estudios más útiles y atractivos para los alumnos, esta práctica es la habitual de todos los profesores. Encontrar buenos estudios de inicio es relativamente fácil, lo difícil es que estos tengan una musicalidad atractiva para los estudiantes de nuestra época.
Es un gran reto para un compositor escribir una obra que sea perfectamente pedagógica, musicalmente atractiva, pero utilizando unos escasísimos recursos musicales y técnicos. Hablo de esas primeras obras de inicio, después, cuando el alumno dispone de más destreza y técnica se le abre todo un universo de excelentes estudios y obras. El problema es esa primera fase, los primeros meses de formación. En ese terreno destaca Oscar Rosati, descubriendo en él a un artista de brillante creatividad, metódica inteligencia pedagógica y una gran empatía con los estudiantes.
Aún recuerdo el primer día que descubrí a Rosati. Revisando las partituras de un nuevo alumno, estudiante de guitarra recién venido de Argentina, habían unos estudios que me llamaron la atención. Eran perfectamente progresivos, dotados de una inteligencia pedagógica encomiable y además de una musicalidad encantadora. Con tres bordones tocados al aire y unas cuantas notas de las tres primeras cuerdas era capaz de escribir una serie de obritas muy atractivas y perfectamente interpretables para un alumno con muy escasos recursos musicales y técnicos. La prueba es que en Argentina no hay estudiante que no conozca esos estudios aun siendo un autor totalmente desconocido y descatalogado. Enseguida utilicé esos estudios en mis clases y por fin mis alumnos más primerizos decían:
¡Profe!, déjame volver a tocar el estudio nº 3 de Rosati; ¡El estudio nº 5 me encanta!; ¡Como disfruto tocando estos bonitos estudios!
Ese descubrimiento me puso en deuda con Rosati y fue el inicio de mi investigación sobre su vida y obra. Enseguida pude comprobar que sus partituras estaban totalmente descatalogadas y que en internet no había ninguna mención sobre él, así que me puse manos a la obra. Una vez recopilada su obra pude comprobar que gran parte de los trabajos de Rosati estaban dedicados a la pedagogía, tanto estudios como obras, comprobando que toda era de una excelente calidad musical.
En este artículo destacaré los estudios diseñados para los que empiezan, los encontraremos en la conocida “Cartilla de la guitarra, primera parte (1960)” y “Estudios para los principiantes de guitarra (1972)”. Para valorar el trabajo pedagógico de Rosati hay que utilizar en conjunto esas dos obras. La primera realmente se remonta a los años 50 (S. XX) como he podido comprobar gracias a sus antiguos alumnos, la segunda, “Estudios para los principiantes…”, es una gran colección de estudios donde a refinado aún más sus técnicas pedagógicas.
En esta ocasión presento mi edición de la “Cartilla de la guitarra, primera parte”, esta obra consta de 19 ejercicios de lectura para que el alumno aprenda las notas de la guitarra, 29 estudios y 9 excelentes obras. Las obras ya las publiqué hace un tiempo, esta vez presento los estudios de lectura y técnica que serán de agradecer por alumnos y profesores. Es una edición urtext, no he cambiado ni una sola digitación ni añadido textos explicativos, esto lo reservo para una futura edición más personalizada a mi gusto. Los pedagogos no tendrán dificultad en entender la organización de los ejercicios.
Aquí tenéis las partituras:
Aquí tenéis las partituras:
- Cartilla de la guitarra, primera parte: 19 ejercicios de lectura
- Cartilla de la guitarra, primera parte: 29 estudios