sábado, 11 de enero de 2025

Oscar Rosati: Violín (capricho para guitarra)



La mayoría de las obras de Oscar Rosati están dedicadas a algún familiar, amistad, alumno o colega de profesión. Además, muchas veces suele haber alguna vivencia o anécdota que vincula la obra con dicha persona. Este es el caso de la composición que vamos a tratar a continuación: Violín. Título muy enigmático para ser una obra para guitarra, por lo que enseguida pregunté a María Concepción Patrón en cuanto me compartió la partitura.


La historia de «Violín (capricho para guitarra)»


Patrón estuvo estudiando con Rosati de 1960 a 1965. Ese último año conoció al compositor y crítico musical Silvano Picchi, el que sería su futuro esposo y al cual debemos la conservación de esta composición. Patrón nos narra la historia que hay detrás de esta obra, la anécdota se remonta a 1964:


—La obra Violín fue compuesta por Rosati por una tozudez mía y no es casualidad que sea un «capricho». Cuando ya estaba dando mis primeros conciertos me agarró una desesperación por tocar el violín. Tanto Ofelia como Rosati me convencieron que no era conveniente dejar un instrumento que ya dominaba por otro para comenzar. Así que Rosati en su bondad compuso esa obra basada en la afinación del violín para conformarme. La estudié y la estrené casi enseguida. Es muy bella (y difícil) ¡Qué lujo que tuve por tenerlo como Maestro!—

Sobre la fecha de creación y su estreno: 

Programa de concierto
(21 octubre 1964)
—Encontré unos programas de concierto que ayudan con las fechas. Recuerdo que Violín lo estrené unos 2 o 3 meses después de que Rosati me lo diera. Así que debe haber sido de 1964.—

En concreto, Patrón nos está hablando de dos recitales que efectuó en Buenos Aires en los cuales interpretó dicha obra. Uno se efectuó el 21 de octubre de 1964 para la «Asociación Guitarrística Argentina» en el «Teatro del Pueblo» (Diagonal Roque Sáez Peña, 943); el otro, el 8 de octubre de 1965 para la «Subsecretaría de Cultura del Ministerio de Educación y Justicia» en el salón de actos «Manuel Belgrano» (Avda. Roque Sáez Peña, 777). Este último fue programado dentro del ciclo «Pequeños recitales de música contemporánea y latinoamericana 1965».

Estos recitales forman parte del final de su primera etapa como concertista, ya que en 1965 contrajo matrimonio con Silvano y se dedicó a la familia. Posteriormente, retomó su carrera concertística en 1975: 

—En el año 65 toqué la obra Kanchis Soruco, ese día vino al recital Silvano Picchi (yo ni lo conocía) a escribir su crítica sobre el concierto. Cuando salió publicada lo llamé para agradecerle sus elogios, él me pidió una copia del Kanchis porque le había gustado mucho. Así que cuando le alcancé la partitura nos conocimos y ya no nos separamos más. Al siguiente año nos casamos y vinieron los hijos, así que hasta el año 1975 no volví a actuar.— 


La obra

En esta ocasión nos encontramos con una composición de importante extensión, con numerosas modulaciones y polirritmias nada habituales en la guitarra. Su planteamiento también es un importante reto para el intérprete, ya que deberá conocer la razón de esta obra para enfocar correctamente cada una de sus partes.

Rosati recurre insistentemente sobre un motivo (en este caso podríamos denominar leitmotiv) de dobles notas que representa claramente al violín: el habitual recorrido sobre sus cuatro cuerdas ejecutadas contiguamente de dos en dos creando quintas justas. Este motivo aparece numerosas veces a lo largo de la obra en diferentes tonos, dando paso a frases de gran variedad temperamental: unas de gran belleza armónica y melódica; otras de gran furia rítmica; otras de insistente obstinación rítmica y melódica. Después, muchas de ellas serán reexpuestas con importantes transformaciones.

Como anécdota, comentaremos que el recurrente motivo violinístico antes mencionado, aun pasadas muchas décadas, lo revivió Violeta Mara De Tomás en cuanto le compartí esta nueva edición. Ella me narró la siguiente vivencia:

—Recuerdo haber escuchado a Oscar tocar la obra Violín en su casa de Santa Clara. Su motivo tan característico de las notas de la afinación de un violín me llamaron la atención siendo yo tan niña.—


La partitura de «Violín (capricho para guitarra)» 

La partitura consultada pertenece al archivo personal de María Concepción Patrón, su dedicataria. En este caso el documento es un pulcro manuscrito, pero no de la mano de Oscar Rosati, sino de Silvano Picchi, esposo de Patrón. El manuscrito original se estaba deteriorando a causa de que estaba impreso con la débil tinta de un mimeógrafo (recordemos que en aquellos años no existían las fotocopiadoras ni las impresoras domésticas), Silvano, que disfrutaba de una excelente caligrafía musical, hizo una copia manuscrita salvaguardando la obra del paso del tiempo. El original de Rosati, desde hace unos 10 años, está en el archivo del último alumno de Patrón, a la espera de ser consultado algún día.

Aunque el manuscrito utilizado para la actual edición es excelente, tiene algunos inconvenientes: carece de la fecha y dedicatoria y, lo que es más importante, de las indicaciones de digitación y cuerdas. A un concertista experimentado no le puede acarrear mayor problema, pero no obstante, perderemos algunas informaciones tímbricas importantes, como en qué cuerdas tocar alguna de las notas. Escoger unas cuerdas u otras hace que cambie mucho el timbre y temperamento del fraseo.

No he querido imponer ninguna digitación, por lo que los intérpretes deberán digitar la obra según su criterio. 



Agradecimientos

María Concepción Patrón 
Silvano Picchi (Pisa,1922 - Buenos Aires, 2005)
Violeta Mara De Tomás